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Seguro que has escuchado esta expresión en numerosas ocasiones: “Somos lo que comemos”. ¿Te suena? Para nosotras es una de las bases por las que se rigen todos los valores de Plantarse. No solamente pensamos que es una frase real y de una trascendencia vital. Son palabras con un significado mucho más importante del que habitualmente se piensa. Y por eso, en el post de hoy, vamos a tratar de todo lo que se esconde detrás de esta certeza.
Lo primero, la alimentación es un proceso voluntario a través del cual escogemos e ingerimos los alimentos que vamos a comer. La elección de lo que comemos y cómo lo comemos es muy compleja y es un reflejo de nuestras actitudes hacia nuestro entorno y hacia nosotros mismos. Denota si somos conscientes de nuestras propias acciones, pensamientos, sentimientos y motivaciones. El momento de alimentarnos es una mirada hacia nuestro interior, un momento de introspección para observar y analizar nuestras conductas, nuestro estilo de vida, nuestra salud y nuestra felicidad.
Una oportunidad para experimentar placer a través de una experiencia emocional. Un encuentro que viene condicionado por las personas con las que lo compartimos, por el entorno que lo rodea, por la atención que prestamos a las sensaciones en cada bocado, por las razones que nos empujan a tomarlo. Lo que comemos es salud integral; salud en la dimensión física, mental, emocional y espiritual.
Una vez entendido este concepto, tenemos que concebir que, una vez ingeridos los alimentos, se acaba la alimentación y empieza la nutrición. A este asunto sí que lo podemos definir como “el proceso inconsciente e involuntario” por el que el organismo recibe y transforma las sustancias nutritivas que le damos a través de lo que comemos.
A día de hoy no cabe duda de que lo que comemos es clave para alcanzar y mantener un funcionamiento óptimo del organismo, conservar o restablecer la salud y protegernos frente a la aparición de futuras enfermedades. Lo que comemos es vida, es energía.
Además, nuestro comportamiento alimentario influye en las decisiones de los que nos rodean. El ejemplo más claro es el de los más pequeños, que imitarán y adquirirán los hábitos alimentarios que se siguen en casa.
Lo que comemos es además un signo histórico y cultural. A través de lo que tenemos en un plato podemos conocer un país. Cada pueblo posee unos hábitos alimentarios que significan un comportamiento cultural propio y característico. Un ejemplo claro lo tenemos en nuestra “Dieta Mediterránea”. Que nos define y nos posiciona a España como uno de los países con una alimentación más rica y saludable. Lo que comemos es también, sin duda alguna, patrimonio cultural.
Dicho todo esto, la frase “Somos lo que comemos”, es una expresión que encierra todo un lema de vida. ¿Te plantas y te unes a este lema con nosotras?
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